DESMONTANDO MITOS BIBLIOTECARIOS

¿Qué te imaginas cuándo piensas en un bibliotecario o bibliotecaria? ¿Aún te imaginas a alguien con moño y gafas y shhhhhhiseando a todo el mundo?

Ha llegado la hora de romper esos estereotipos y descubrir que los guardianes de las bibliotecas son mucho más que eso.

  • Los bibliotecarios han leído casi todos los libros de la biblioteca.

¡FALSO!

Aunque la lectura es un hábito que encanta a la mayoría de los bibliotecarios, no siempre tenemos ni las ganas ni el tiempo que nos gustaría dedicarle. Así que NO, es muy posible que no hayamos leído el libro por el que nos preguntas.

  • Los bibliotecarios pasan la mayor parte de su jornada laboral leyendo.

¡FALSO! Este mito se suele asociar con el anterior, pero la respuesta sigue siendo que NO.

Las muchas labores que debe desempeñar un bibliotecario, por lo general son desconocidas para la mayoría de la población, por lo que suele pensarse que nos dedicamos principalmente a estudiar y conservar los libros que custodiamos. Sin embargo, esto no podría ser más diferente. Entre las labores técnicas, de atención al público, de creación y coordinación de talleres, actividades, encuentros con autor, club de lectura, etc., gestión de redes sociales, elaboración de estadísticas, realización de inventarios, elaboración de listados de nuevas adquisiciones… el tiempo libre para lectura u otras actividades es prácticamente inexistente.

  • Para trabajar de bibliotecario no hay que estudiar, ya que el oficio es muy fácil.

¡ESTA AFIRMACIÓN NO PUEDE SER MÁS FALSA!

Es habitual escuchar la pregunta: «Perdona, ¿para ser bibliotecario hay que estudiar?» pues bien, os diremos que hasta la llegada del Plan Bolonia existía la Diplomatura en Biblioteconomía y Documentación y la Licenciatura en Documentación y que, en la actualidad, tenemos el Grado en Información y Documentación.

  • Por lo general, los bibliotecarios son personas con pocas habilidades sociales.

¡FALSO!

El trabajo bibliotecario actual, en el que la atención al usuario adquiere un papel central, requiere de profesionales con grandes habilidades sociales y que disfrute del trato con los demás.

  • Los bibliotecarios siempre están de mal humor.

¡TAMBIÉN FALSO!

Quizás este tópico esté algo relacionado con el hecho de mandar a callar, ya que antiguamente se requería un silencio absoluto en todas las bibliotecas. Hoy en día, este concepto tan añejo ha cambiado y, aunque se debe seguir utilizando un tono de voz moderado, el silencio ha dejado de ser un objetivo principal y estas “riñas” ya no son tan frecuentes. Podríamos decir que el bibliotecario se ha convertido en un aliado de sus usuarios.